Tejido muscular ¿Nuestro segundo cerebro? (parte II)

En el anterior artículo hablaba de como debemos de considerar la fisiología humana de manera holística en su conjunto y no como partes aisladas. El tejido muscular y el ejercicio siempre han sido subestimados en eso que llamamos salud, cuando es uno de los co-protagonistas más importante. Sus acciones van mucho más allá de lo que la gente piensa.

No se trata de jerarquías o de ver que tejido/órgano es más importante, sino de entender la interacción entre todos. Tampoco se trata de subestimar al intestino o a la microbiota, para nada, sino de poner el tejido muscular en el sitio que le corresponde (no es bajar el “mérito” del primero, sino subir el del segundo).

Y es que podría escribir un libro entero sobre nutrición deportiva con las acciones fisiológicas que cumple el tejido muscular en la salud, coordinación y regulación de procesos biológicos a todos los niveles. Es más, el tejido muscular, a través del ejercicio físico, ejerce potentes acciones a nivel cerebral, intestinal y de la microbiota.

El músculo, a través de mioquinas como Irisina, Catepsina B, BDNF y del lactato, mejora la salud cerebral y ayudar a regular multitud de procesos neurológicos, previniendo y mejorando la ansiedad, depresión, memoria, demencia, enfermedades neurodegenerativas, estado de ánimo, cognición, etc (Scisciola et al 2021). Y la evidencia es contundente con esto, pero lo mejor es que aún faltan mucho por investigar y descubrir y esto abre un gran abanico de conocimiento al respecto.

Respecto al intestino y microbiota, el tejido muscular puede modular y mejorar la microbiota intestinal (Ortiz-Alvarez et al 2021), estableciendo lo que conocemos como muscle-gut axis (conexión músculo-intestino). De hecho, el ejercicio físico es capaz de modular la microbiota intestinal por sí mismo, de manera independiente a la dieta (Dorelli et al 2021). A su vez, la microbiota está involucrada en la salud muscular, no solo de manera indirecta previniendo la inflamación sistémica o el estrés oxidativo, sino de manera directa al mejorar el entorno anabólico y prevenir la sarcopenia (Prokopidis et al 2021).

Gráfica Sedentarismo VS actividad
Gráfica tejido muscular

Mucho queda por investigar, descubrir y aprender en este ámbito, pero pinta muy bien.

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