Para que haya pérdida de grasa, debemos inducir un balance negativo en cuanto al balance energético. El ejercicio en sí ayuda aumentar el gasto, mientras que a través la nutrición inducimos un déficit calórico disminuyendo la ingesta.
¿Significa esto que simplemente crear un déficit calórico ya es óptimo para perder peso? Pues no, ya que el objetivo nunca será perder peso per ser, sino perder grasa y no masa muscular, y en este sentido el entrenamiento de fuerza cobra un protagonismo clave (entre otros muchos motivos que no procede explicar)
Pero hablando exclusivamente de pérdida de grasa. ¿Es beneficioso el entrenamiento de fuerza en este sentido?
Por supuesto que sí, por muchos de los motivos que he explicado en innumerables ocasiones. Pero por si fueran pocos, se acaba de publicar un estudio muy interesante (Vechetti et 2021) por el cuál el entrenamiento de fuerza puede favorecer la pérdida de grasa a través del músculo. Se vio que en respuesta a un estímulo hipertrófico inducido por sobrecarga mecánica (entrenamiento con cargas), el tejido muscular libera vesículas extracelulares (esto ya se sabía) que contienen miR-1 y estas vesículas son captadas preferentemente por el tejido adiposo blanco. ¿Y que hace miR-1? Pues promover la señalización adrenérgica y la lipólisis en el tejido adiposo. La caída de miR-1 en músculo y su aumento en plasma sugiere que esto se puede replicar en humanos.
En conjunto, estos hallazgos demuestran que el músculo promueve adaptaciones metabólicas en el tejido adiposo en respuesta al entrenamiento de fuerza a través de la entrega de miR-1 mediada por exovesículas.
Y, recordar, que tenéis a vuestra disposición, en mi sección de «Formación», del Curso de Nutrición y Ejercicio para la Pérdida de Grasa, un curso orientado para todo el mundo interesado en el tema, sea profesional de la nutrición y/o ejercicio como si no lo es (médicos, fisioterapeutas, etc.).