La dificultad en nutrición, ejercicio y salud (y a la vez lo que hace bonita estas ciencias) es la variabilidad individual existente entre cada persona. Sabemos que hay personas más o menos respondedoras al entrenamiento de fuerza, al entrenamiento de resistencia, al efecto de algunos suplementos (por ejemplo, la cafeína o la creatina), a la pérdida de grasa o a la ganancia de masa muscular.
Se acaba de publicar el primer estudio (Elliot et al 2022) que analiza si existen polimorfismos genéticos que hagan más o menos susceptibles a los sujetos a aumentar la masa muscular tras la ingesta de aminoácidos esenciales. Como ya sabéis de sobra, los aminoácidos esenciales estimulan la síntesis de proteínas del músculo, lo que es crucial para el crecimiento y la reparación. Dentro de los aminoácidos esenciales, se encuentran los ramificados (BCAA).
La suplementación con proteína de suero es una estrategia nutricional popular, principalmente debido a un perfil de aminoácidos similar al del músculo esquelético humano, que contiene ~25 % de BCAA. El objetivo de este estudio fue saber si un mayor número de alelos asociados con un aumento de los metabolitos de los BCAA se correlaciona con aumentos de la fibra muscular. La conclusión es que los sujetos físicamente activos que presentan un mayor número de alelos tienen una mayor capacidad de utilizar los BCAA suministrados a través de proteína de suero para la reparación y el crecimiento muscular y se asocian con valores elevados más de hipertrofia muscular (CSA).
Este aumento de la masa muscular en los sujetos con mayor número de alelos asociados a los BCAA ocurrió en sujetos que entrenaban fuerza y se dio sobre todo en las fibras de contracción rápida, que son las que mayor capacidad de hipertrofia tienen. Sin embargo, esta relación no se dio entre los sujetos que pese a tener mayor número de alelos en los sujetos que no tomaron proteína de suero, lo que sugiere que los sujetos con estos polimorfismos genéticos depende de la ingesta de proteína rica en BCAA como fuente exógena. También se observó que el porcentaje de grasa era más bajo en los participantes que consumían proteína de suero.