Algunos piensan que cuando comes hidratos de carbono engordas directamente o que te vas a provocar una diabetes. Son las idioteces que ha traído la carbofobia del siglo XXI. Pero, ¿qué ocurre realmente cuando te comes un buen plato de arroz, pasta o patata?
¿Qué ocurre al ingerir carbohidratos?
Al ingerir carbohidratos, se eleva la glucosa en sangre y a consecuencia de ello se eleva la insulina en sangre (esto no es nada malo, es totalmente normal y así debe ser). En condiciones de hiperinsulinemia, las células del músculo esquelético de individuos sensibles a la insulina eliminan entre el 70% y el 90% de la glucosa sérica. El músculo “elimina” la glucosa de la sangre casi en su totalidad y deja el resto para funciones vitales de otras células. El ejercicio físico aumenta la captación de glucosa por parte de los músculos de una manera independiente de la insulina.
En individuos resistentes a la insulina
Por el contrario, las células del músculo de los individuos resistentes a la insulina eliminan significativamente menos glucosa de la sangre, aumentando así la disponibilidad de glucosa para otros tipos de células o tejidos. Este exceso de glucosa puede ir al hígado para convertirse en grasa o colesterol.
Esto ocurre en sujetos sedentarios, ya que tienen una menor capacidad de almacenamiento de glucosa muscular. Sin embargo, aumentar la actividad física revierte rápidamente esta condición. Incluso una sola sesión de ejercicio es suficiente para mejorar la sensibilidad a la insulina hasta 48 horas después y limitar el combustible disponible para aumentar la grasa.
La actividad física y el ejercicio físico es esencial
Por lo tanto, los ciclos de agotamiento-repleción de glucógeno y lípidos inducidos mediante la actividad física o el ejercicio físico son esenciales para el mantenimiento de la sensibilidad a la insulina y la flexibilidad metabólica. El ejercicio es la pieza fundamental para mejorar estos aspectos y por tanto para mejorar la salud metabólica.
Si eres una persona medianamente activa, no pasa absolutamente nada por comerte un buen plato de arroz, pasta o patata.
Y si no lo eres, tampoco pasa gran cosa realmente.
