Expansión del tejido adiposo

Cuando aumentamos nuestra grasa corporal, aumenta nuestro tejido adiposo subcutáneo, pero cuando este no es suficiente para albergar ese exceso energético convertido en triglicéridos, comienza a crecer el tejido adiposo visceral (o ambos a la vez), que al tener menor capacidad adipogénica, crece por hipertrofia, es decir, por aumento del tamaño de los adipocitos (células que almacenan grasa).

Cuando está limitada la expansión del tejido adiposo a partir de la diferenciación de preadipocitos (adipogénesis), el tejido adiposo sólo puede expandirse a través de la hipertrofia del propio adipocito, para así albergar el exceso de triglicéridos. Pero su capacidad es parcialmente limitada, y por ello se inicia un proceso de adipogénesis que evita que el adipocito siga expandiéndose por hipertrofia hasta límites críticos. En ese momento se produce la hiperplasia del adipocito a partir de un preadipocito (no es que el adipocito de divida en dos como se piensa jejeje).

Este proceso de hiperplasia podría ser considerado como negativo, al permitir seguir aumentando el tejido adiposo, pero gracias a la hiperplasia se puede seguir almacenando energía (engordando) sin que se manifiesten problemas metabólicos. Pero si las causas que desencadenan el aumento de lipogénesis (como puede ser un balance energético positivo) continúan, el tejido adiposo se hace incompetente en el almacenaje de triglicéridos, haciendo que el principal modo de expansión suceda mediante la hipertrofia del adipocito, lo que conlleva problemas de salud.

Al producirse la hipertrofia del adipocito, estos comienzan a segregar citoquinas proinflamatorias llevando en última instancia a la lipoinflamación y después a inflamación crónica. Sin embargo, la hiperplasia nos procura una mejor sensibilidad a la insulina y se reducen los niveles de glucosa, disminuyendo la producción citoquinas pro-inflamatorias.

Un problema de la hiperplasia excesiva de adipocitos, es que cuando se inicia un proceso de pérdida de grasa, digamos que esos adipocitos pierden su contenido en triglicéridos conforme perdemos peso, pero no se eliminan en número, siendo que sea más fácil recuperar el peso perdido posteriormente.

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