Los trastornos alimentarios están relacionados con comportamientos psicológicos alterados y en algunos casos presentan las tasas de mortalidad más altas dentro de las afecciones psicológicas (Arcelus et al 2011; Mehler 2011).
Sin embargo, la investigación se ha centrado siempre predominantemente en mujeres. Aunque se cree que son menos comunes, los trastornos alimentarios ocurren también entre hombres, y las investigaciones nos dicen que van en aumento (Strother et al 2012). De hecho, los hombres representan ya uno de cada cuatro diagnósticos de anorexia nerviosa y bulimia (Hudson et al 2007).
Pero, nuevos datos indican que la prevalencia de trastorno alimenticios entre hombres puede ser mucho más alta, pero permanecer “oculta”. Debemos saber, que tradicionalmente los trastornos de la conducta alimentaria se han centrado en la delgadez, debido a que se estudiaba sólo en mujeres. Sin embargo, entre los hombres existe un alto impulso por la musculatura que puede ser más prominente que la búsqueda de la delgadez (Grieve et al 2005).
El tipo de cuerpo ideal para los hombres suele ser musculoso pero definido (atlético), también denominado ideal mesomórfico, que puede distar en cierta manera de la clásica “vigorexia” (Vartanian, 2009). Similar al ideal de delgadez entre las mujeres, el ideal mesomórfico puede ser inalcanzable para la gran mayoría de los hombres. Durante las últimas décadas, la insatisfacción con la propia musculatura y el anhelo de conseguir cuerpos cada vez más musculosos ha ido en aumento entre los hombres (Karaszia et al 2017).
Esto, ha sido fomentado en parte por una mayor exposición de hombres musculosos en películas, revistas, anuncios, videojuegos o redes sociales (Murray et al 2017). Por tanto, existe una clara necesidad de estudiar y evaluar la prevalencia real de hombres con trastornos de la conducta alimentaria.
