Mucha gente llega a consulta con el objetivo de perder grasa abdominal. Ante esto, y en lugar de optar por la opción más sencilla, suelo empezar a hablar de fisiología.
No me voy a extender, pero es importante saber que la grasa no se pierde de manera localizada.
Debemos tener claro que para perder grasa hay que estar en déficit calórico, y esto no es más que ingerir menos calorías de las que gastamos. De esta manera, el balance energético será negativo e iremos reduciendo nuestro porcentaje de grasa.
Evidentemente, hay que saber hacer las cosas bien para alcanzar este objetivo, y, para ello, siempre recomiendo ponerse en manos de un profesional.
Si bien es cierto que hay veces que, estando mucho tiempo de déficit calórico, vemos que aún queda una capa de grasa en la zona del abdomen. Esto es lo que llamamos grasa terca o grasa rebelde.
Esta grasa cuesta más de perder, pues los adipocitos que almacenan esa grasa tienen menos receptores Beta adrenérgicos y, por tanto, las catecolaminas que impactan en estos adipocitos para que se produzca esta lipólisis está disminuida.
Lo que tenemos que hacer es aumentar las catecolaminas que llegan a estos ácidos grasos. Vale, ¿y cómo podemos hacerlo? Lo que recomiendo es hacer protocolos de cardio, que consiste en un HIIT en primer lugar para aumentar las catecolaminas y luego cardio de intensidad baja durante un tiempo para que esos ácidos grasos que sean liberados la sangre se beta oxiden dentro de la célula.
Como en la mayoría de casos, tanto la dieta como el ejercicio son el cien por cien.