Proteína y saciedad | Ismael Galancho

Aunque siempre se habla del efecto sobre la saciedad de las dietas altas en proteína, poco se sabe de los mecanismos implicados. La teoría más ampliamente aceptada es la modulación que este macronutriente induce sobre las hormonas orexígenas y anorexígenas, las cuales regulan parcialmente el hambre-saciedad.

Sin embargo, varios estudios muestran que este mecanismo por sí solo no es suficiente para explicar este hecho.

Otra hipótesis por la cual la proteína nos puede ayudar a perder peso se debe al “apalancamiento de proteínas”. Según esta hipótesis, cuando no se satisfacen las necesidades de proteína en la dieta, la ingesta de alimentos en general aumentará hasta ingerir una cantidad adecuada de proteínas. Esto hace que ingiramos más calorías totales. Por el contrario, las dietas ricas en proteínas supuestamente evitan esta necesidad de ingerir proteína y por tanto la ingesta de energía total será inferior.

Un estudio analizó la motivación por buscar alimento en la tribu de cazadores-recolectores de los Aché. Los resultados revelaron que lo que motiva la búsqueda de comida es principalmente la ingesta de energía en sí misma (quizás por este motivo nos atraen tantos los alimentos ultraprocesados que son ricos en calorías provenientes de grasas y azúcares) y la ingesta de proteína en segundo lugar. No hay motivación por buscar vitaminas y minerales, ya que si la dieta es variada, al ingerir alimentos energéticos (carbohidratos y grasas) y proteicos, dichos micronutrientes se obtienen solos. Solo hay necesidad de búsqueda de sodio (sal), por eso seguramente sea el único micronutriente que podemos saborear (Guyenet 2022; Hill et al 1987).

Un estudio demostró que los sujetos con un estado proteico comprometido, como los niños o los ancianos, expresan preferencia por sopa que contiene proteína añadida en comparación con la sopa sola, a pesar de su sabor más amargo (Carreiro et al 2016)

Otro estudio indica que la ingesta alta de proteínas reduce el hambre, mientras que la ingesta baja de proteínas promueve el deseo de comer alimentos sabrosos que contienen proteínas (Griffioen-Rosse et al 2012)

Lo único que tenemos claro es que no hay nada claro…

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