Hace poco, una chica me mandó el siguiente mensaje por Instagram: “Hola Ismael, estoy empezando a cuidarme más, yendo al gym todos los días y comiendo bien. Pero creo que me falta algo. Algún suplemento, protéina… Y la verdad que no tengo ni idea de cómo buscar info. Mi idea ahora mismo es bajar de peso.”
Es común pensar que si no hay progresos es porque falta algo. Imaginaos una tarta de varios pisos donde vamos poniendo capa tras capa a partir de la base. El problema no está en añadir más capas a la tarta, sino en asegurarnos de que las primeras capas, aquellas que sin duda son las más importante porque sostienen al resto de capas, estén correctamente puestas. Hay que analizar, controlar, evaluar y ajustar muy bien esas primeras capas. Y esto no es nada fácil de hacer, pero pensamos que sí. Si fuese fácil, no habría nutricionistas o profesionales del ejercicio.
Si tras poner aleatoriamente las primeras capas, vemos que no hay progresos, empezamos a poner más y más capas sin ser conscientes que mientras las capas de abajo estén mal, no habrá progreso. Las capas de en medio, aquellas que son menos importantes. Por ejemplo, el número de comidas que haces al día, la crononutrición o algunos suplementos. Las capas superiores, aquellas que son absurdas, serían los zumos detox, agua con limón o infusiones adelgazantes.
Nos preocupamos exageradamente por las capas superiores que no tienen apenas impacto o incluso son absurdas. Pensamos que tenemos la base bien controlada. Error. Está demostrado que comemos más calorías de lo que pensamos y gastamos menos de lo que creemos.
En la imagen que muestro a continuación, se ve como los sujetos reportan haber ingerido menos calorías de las que realmente comieron.
Respecto al entrenamiento, es común también pensar que entrenamos más intenso de lo que lo hacemos realmente. Prueba lo siguiente. Haz repeticiones de sentadillas hasta que ya no puedas, cuando creas que te quedan dos repeticiones para llegar al fallo, haz dos más, luego haz dos más y así hasta que te quedes pinchado/a durante algunos segundos porque no puedas subir y tengas que soltar la barra hacia atrás. Si lo haces bien, seguramente te des cuenta que donde pensabas que ya no podías más, hagas muchas más repeticiones de las que tu mente te creía posible.
Ajusta el entrenamiento en base a tu capacidad real, no en base a la capacidad que tu mente y tolerancia al sufrimiento te hacen creer.