La actividad física está íntimamente relacionada con el ejercicio físico. Está bien establecido que aumentar el número de pasos diarios mejora la salud general de los sujetos, mejorando el entorno metabólico y previniendo la aparición de enfermedades.
Por ello, alcanzar un objetivo mínimo de 7.000/8.000 pasos es altamente recomendable (si es más mejor).
También sabemos que la actividad física diaria impacta más que el ejercicio físico en cuanto al gasto calórico. Vamos que lo que realmente “quema” calorías es que no te pases el día sentado y te muevas, mucho más que esa horita que vas al gimnasio. Si estás todo el día sentado y sólo te levantas para ir una horita al gimnasio (y seguro que vas en coche además) eres un sedentario que entrena.
Pero además de que aumentar el número de pasos impacte positivamente en la salud y en un aumento drástico del gasto calórico, lo cuál es clave para objetivos de pérdida de grasa, aumentar el número de pasos diarios también es importante cuando el objetivo es mejorar la masa muscular.
El estudio que os muestro en la imagen (Breen L. et al 2013) demuestra que 14 días de pasos reducidos inducen reducciones pequeñas pero medibles en la masa muscular que parecen estar respaldadas por reducciones en la síntesis proteica muscular están acompañadas por alteraciones en la sensibilidad a la insulina y marcadores inflamatorios sistémicos.
Y esto no solo ocurre en personas ancianas, sino también en sujetos jóvenes sanos. Diferentes estudios muestran como una semana de actividad física reducida y mayor tiempo sentados reduce sustancialmente las tasas diarias de síntesis de proteínas miofibrilares en hombres jóvenes sanos.
Por tanto, no es negociable, sea cuál sea tu objetivo, ¡muévete!