NO ESTAMOS SOLOSSabemos que la obesidad es un importante problema de salud pública que va mucho más allá del desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético. Cada vez es más evidente que la obesidad y sus causas son mucho más complejas de lo que se pensaba, siendo una enfermedad multifactorial y dónde inciden factores múltiples como genética, medio ambiente, calidad y procedencia de nutrientes, el estilo de vida, inflamación, sedentarismo, estrés oxidativo, factores conductuales y sociales, etc
La obesidad se caracteriza por un grupo de importantes trastornos metabólicos crónicos, incluyendo la resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, esteatosis hepática, aterosclerosis, hipertensión, hipercolesterolemia, inflamación sistémica, etc,
En los últimos años, se ha encontrado que el microbioma intestinal tiene un más que importante papel en la manifestación o exacerbación de esta importante epidemia obesogénica. Análisis de muestras fecales revelaron un posible vínculo entre la obesidad y las alteraciones en la flora intestinal. El intestino humano alberga a más de 100 billones de microorganismos, que abarca miles de especies que han co-exisitido con nosotros desde tiempos inmemoriables y que forman parte de nosotros, tanto como nuestras células, superando en número a estas últimas, y que gracias a ellas somos lo que somos, desempeñando funciones fundamentales para preservar la vida y la salud. En los adultos, Bacteroidetes y Firmicutes son los filos más prevalentes. Numerosos estudios en pacientes obesos sugieren que la obesidad se asocia con cambios sustanciales en la composición y la función metabólica de la microbiota intestinal. Los hallazgos iniciales, vincularon la obesidad con una proporción relativa baja en Bacteroidetes y alta en Firmicutes. El aumento de la proporción de Firmicutes y Actinobacteria, junto con la disminución de Bacteroidetes, se asocian con mayores niveles de lipopolisacáridos en suero, resistencia a la insulina, aumento de peso, y otras manifestaciones y comorbilidades del síndrome metabólico. Por otro lado, hay evidencia por algunos investigadores que una mayor proporción de Bacteroidetes frente a Firmicutes está vinculado a un fenotipo delgado y viceversa. También hay datos que muestran una estrecha asociación entre los cambios de composición de la microbiota intestinal y el desarrollo de la enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHNA). Por lo tanto, el eje intestino-hígado ha atraído mucho interés, sobre todo en relación con la patogenia de la EHNA.
La descompesación de microbiota intestinal (disbiosis), incluyendo Firmicutes y Bacteroidetes, ha sido considerado como un potencial mecanismo subyacente de la obesidad y sus comorbilidades e hígado graso no alcohólico, pero también se han asociado con la cognición, depresión, el dolor, ansiedad o estado de ánimo. El eje gut-brain axis, es un sistema de comunicación bidireccional entre el sistema nervioso central (CNS) y el tracto gastrointestinal. Está claro que la microbiota intestinal puede ser un regulador clave de estos estados de ánimo. Entender las interacciones microbiota-cerebro es un área de investigación que puedan aportar nuevas ideas sobre las variaciones individuales en la cognición, personalidad, estado de ánimo, el sueño y la conducta alimentaria, y cómo contribuyen a una serie de enfermedades neuropsiquiátricas que van desde trastornos afectivos con el autismo y la esquizofrenia. Y si no que se lo digan a Fry en este capítulo de Futurama jejeje
http://encontremiserie.blogspot.com.es/2014/03/parasitos-perdidos-3×02.html
En resumen, la creciente evidencia ha establecido a la microbiota intestinal como uno de los determinantes más importantes en los trastornos metabólicos como la obesidad, la diabetes tipo 2, etc. De hecho, la dieta puede alterar drásticamente las poblaciones de bacterias (es decir, disbiosis) que conducen a la activación de los mecanismos pro-inflamatorios y de endotoxemia metabólica.
Los esfuerzos para identificar nuevas estrategias terapéuticas para modular la microbiota intestinal serían de alta prioridad para la salud pública, y hasta la fecha, probióticos y / o prebióticos parecen ser las herramientas más eficaces, además de los transplantes fecales. Diferentes cepas probióticas han sido desarrolladas con el objetivo de la remodelación del microbioma para mejorar la salud intestinal, especialmente por aparente capacidad para disminuir la endotoxemia metabólica y trastornos relacionados con la obesidad mediante la restauración de la barrera de la mucosa intestinal alterada.
También se discute la perspectiva de la utilización de nuevas cepas bacterianas tales como bacterias productoras de butirato y la Akkermansia. Por ejemplo, una disminución en Akkermansia muciniphila causa una capa de moco intestinal más delgado y promueve la permeabilidad del intestino, lo que permite la fuga de componentes bacterianos. Las intervenciones realizadas que aumentan Akkermansia muciniphila, parecen mejorar los parámetros metabólicos en la obesidad y el hígado graso no alcohólico. De hecho, un estudio reciente que adjunto, parece concluir que el extracto de arándano, rico en polifenoles, puede proteger de la obesidad inducida por la dieta, resistencia a la insulina y la inflamación intestinal, debido a un aumento de la Akkermansia en la microbiota intestinal de los ratones. Me gustaría añadir también un estudio reciente, en el que se muestra como el vino tinto, además de estar asociado con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular por su contenido en polifenoles con propiedades antioxidantes y anti-inflamatorias, como por ejemplo el famoso resveratrol, también parece mostrar que parte de estas propiedades beneficiosas se debe a una mejora en nuestra microbiota intestinal.
Pero como no podía ser de otra manera, es obligatorio acabar este texto con otro factor importantísimo que modula nuestra microbiota. Si, se trata del EJERCICIO FÍSICO. El aumento de la actividad física ha sido reconocido como un método eficaz para prevenir o tratar la obesidad, sin embargo, el impacto de la actividad física sobre la microbiota permanece insuficientemente investigado. Ideas recientes han revelado que el aumento de la actividad física puede aumentar la abundancia de especies microbianas beneficiosas, aunque parece ser que el efecto de modulación de la microbiota a través del ejercicio está estrechamente ligado a la edad, de tal forma que el ejercicio iniciado durante la etapa juvenil, produce adaptaciones más sustanciales y estables en el intestino, en comparación con el ejercicio iniciado en la edad adulta (el ejercicio en los primeros años de vida incrementó la abundancia de Bacteroidetes y la disminución de Firmicutes) , y que estos cambios se asociarán con un fenotipo delgado y magro en la edad adulta, una prueba más de la importancia del ejercicio físico en la niñez y de cómo repercutirá de forma duradera en nuestra salud adulta, ya que las alteraciones inducidas por el ejercicio en la microbiota durante la edad temprana, pueden contribuir potencialmente a mantener la salud metabólica en el futuro.
Sin lugar a dudas se trata de un enorme campo aún por investigar y aunque yo no soy un experto en el mundo de la microbiota, poco a poco, gracias a muchos investigadores, se va arrojando luz a este incomprendido mundo microbiológico que tiene tanto que decir.
No quiero cuestionar ni desvalorizar la investigaciones del cosmos , pero con la de tiempo y dinero que el ser humano ha invertido en investigar si existe vida extraterrestre, si no estamos solos en el universo y hoy en día apenas sabemos casi nada de la vida que habita en nosotros mismos y forma parte fundamental de nuestra existencia y salud. Como siempre el ser humano mirando más en la casa del vecino que en la suya propia jejeje.
INFLAMACIÓN Y PERMEABILIDAD INTESTINAL
La obesidad se asocia con alteraciones metabólicas en múltiples tejidos, que contribuyen a la progresión de la inflamación, resistencia a la insulina y el síndrome metabólico. Varios estímulos subyacen en estas alteraciones metabólicas de la obesidad, como por ejemplo, la elevación del lipolisacárido (LPS) en plasma, que se asocia con un ambiente pro-inflamatorio en obesos.
Un desequilibrio en nuestras bacterias intestinales (disbiosis) podría producir la inflamación de la mucosa intestinal, que se puede considerar como una barrera de inmunidad innata, la cual es capaz de reconocer ciertos patrones concretos presentes en estructuras de virus y bacterias, como puede ser el lipopolisacarido, componente de las membranas de las bacterias gram-negativo, lo que podría aumentar la inflamación crónica de bajo grado, provocando a su vez todos sus efectos deletéreos que conocemos. Estos lipolisacaridos son detectados gracias a los receptores Toll-like (TLRs) los cuáles promueven la traslocación del NF-KB al núcleo, e induce la expresión de citoquinas inflamatorias como IL-6, IL-1β , TNF-alpha o MCP-1, que desempeñan un papel en la fisiopatología de la obesidad y el síndrome metabólico
Los receptores TLR, concretamente Toll-Like Receptor 4 (TLR4) son proteínas trans-membrana activadas por los ácidos grasos y la endotoxinemia (un marcador de la permeabilidad del intestino), característicos de la obesidad, que juegan un papel importante en la detección y el reconocimiento de patógenos microbianos. La vía TLR juega un papel importante en la mediación de la inflamación de todo el cuerpo, que ha sido implicado en el desarrollo de la enfermedad crónica. Hay pruebas que demuestran que los TLR puede ser nexo de unión entre un estilo de vida sedentario, la inflamación y la enfermedad . Además esto podría generar espacios en nuestra mucosa haciendo permeable nuestro intestino. Son muchos los estudios que asocian dietas altas en grasas no saludables, con efectos negativos sobre la salud, principalmente por el aumento de la inflamación, pero ésta quizás se produzca mayormente por la internalización que los lípidos podrían hacer no sólo de estas micropartículas sino también del lipopolisacarido ya mencionado, las cuales, como ya hemos dicho, pueden activar los receptores toll-like causando inflamación, resistencia a la insulina y diabetes y aumentando enormemente la endotoxemia y la inflamación y a consecuencia de ello, producir un daño en el endotelio capilar
La permeabilidad intestinal se puede encontrar en muchas situaciones clínicas graves y en los trastornos comunes, tales como el síndrome del intestino irritable. En estas condiciones, sustancias que normalmente son incapaces de cruzar la barrera epitelial, consiguen hacerlo con consecuencias no deseadas para la microbiota intestinal al alterar su composición y causar permeabilidad intestinal
Algunas causas exógenas que pueden causar permeabilidad intestinal y por tanto favorecer la inflamación son el abuso de medicamentos como los antibióticos o AINEs, alcohol, o dietas no saludables. De hecho, se ha podido comprobar como deportistas que consumían Ibuprofeno tras pruebas de ultraresistencia (ya de por si el ejercicio de alto volumen inducen un aumento de la permeabilidad intestinal) aumentaban su inflamación a medio plazo, ya que como he mencionado, los AINEs aumentan la permeabilidad intestinal y por tanto la inflamación
Sin embargo, el ejercicio parece inducir una supresión importante en la vía de señalización de TLR4 en el tejido hepático, muscular y adiposo y reducir los niveles séricos de LPS. Estos datos proporcionan un considerable progreso en la comprensión de los eventos moleculares que vinculan el ejercicio físico a una mejora de la inflamación y la resistencia a la insulina.
Por otra parte, el ejercicio puede disminuir la producción de citoquinas inflamatorias y la expresión de la superficie celular de TLR4 en monocitos. Estos efectos pueden contribuir a la inmunodepresión post-ejercicio y la mayor susceptibilidad a la infección reportado en los atletas profesionales. Sin embargo, a largo plazo, una disminución en la expresión de TLR puede representar un efecto beneficioso ya que disminuye la capacidad inflamatoria de los leucocitos, mejorando así toda la inflamación crónica, siendo esto especialmente importante en obesos patológicos.
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http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22717075
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http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0212-16112012000200007HYPERLINK «http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0212-16112012000200007&script=sci_abstract»&HYPERLINK «http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0212-16112012000200007&script=sci_abstract»script=sci_abstract
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A nivel alimentario, podriamos fermentar comidas y así ayudar a la microbiota intestinal? Gracias por todo el material de trabajo que aportas.
felicitaciones, excelente articulo, sigan publicando sobre este tema fcinante: los microbiomas que tan poco se sabe y tanta importancia tiene en la salud humana.
me gustaria seguir recibiendo articulos actuaizados sobre el tems.
Gracias.