He visto últimamente a demasiados gurús en redes sociales recomendando ayunos prolongados para “curar” estados de estrés crónico, ansiedad o depresión. Esto es terrible, ya que las consecuencias metabólicas pueden ser desastrosas…
Debemos entender que, a nivel fisiológico, un ayuno prolongado es un estrés. Como cualquier tipo de estrés, cuando este es agudo y controlado genera una respuesta positiva. Pero cuando se prolonga o magnifica hace justo el efecto contrario, es decir, es dañino. Además, dependerá también del contexto.
Lo que quiero decir es que ayunos cortos, controlados y en contextos adecuados son una herramienta más que se puede usar para mejorar la salud metabólica (aunque la mayor parte de los beneficios sea porque el ayuno simplemente nos hace comer menos).
El problema es cuando se piensa que más es mejor o que esto es válido para todo y para todos.
Como digo, un ayuno prolongado es un estrés de por sí que aumenta procesos catabólicos y eleva el cortisol. Si, además, ya de por sí, una persona con estrés psicológico, ansiedad o depresión tiene niveles elevados de cortisol, esto se puede convertir en una bomba.
Durante el ayuno prolongado, la sensibilidad a la insulina en el músculo se reduce profundamente, sobre todo en sujetos delgados y sanos (Vendelbo et al 2012). Ayunos prolongados pueden elevar la glucosa en sangre y mantenerla elevada. He visto glucosa en sangre mantenidas en ayunas por encima de 100 mg/dL en personas sanas sólo por hacer ayunos largos.
También se produce un aumento de los triglicéridos (Stannard et al 2002).
Algunos estudios han demostrado que los triglicéridos comienzan a acumularse en tejidos a las 24 horas en ayunas en sujetos delgados (Vendelbo et al 2012; Wietek et al 2004).
El ayuno controlado y regulado, a medio-largo plazo puede ser positivo a nivel metabólico por supuesto, sobre todo en personas con obesidad o síndrome metabólico.
Pero ayunos prolongados en personas delgadas sin obesidad y en un contexto de estrés psicológico o ansiedad (al menos a corto plazo) pueden incluso empeorar la salud metabólica severamente.