Una dieta hipocalórica no es otra cosa que una dieta en la que se reduce el consumo de calorías que se ingieren en comparación con el gasto energético total de una persona.
Para entenderlo bien y de manera general, tenemos que explicar dos conceptos:
- Ingesta energética (IE): son las kcal que consumimos a través de alimentos, bebidas, etc.
- Gasto energético (GET): son las kcal que “gastamos”. Este gasto es la suma de distintos gastos:
- Gasto energético basal (MB): es el gasto que nuestro cuerpo hace en reposo para mantener las actividades vitales como puede ser respirar.
- Gasto energético por actividad física (AF): es el gasto realizado por medio de la actividad física. En función de la actividad diaria de la persona se multiplicará por un coeficiente u otro.
- Termogénesis de los alimentos (ETA): gasto que se produce al ingerir y digerir los alimentos que según sean carbohidratos, proteínas o grasas el macronutriente principal tendrá un gasto u otro. Se suele redondear a un 10% para facilitar el cálculo.
¿Qué es una dieta hipocalórica?
Entonces bien, una dieta hipocalórica es aquella en la que la ingesta energética es menor al gasto energético. Este tipo de dietas de restricción calórica se suelen hacer con el objetivo de perder grasa y en consecuencia bajar de peso.
Normalmente, suele pasar que cuando una persona empieza a cuidar su alimentación pasando de comer alimentos ultraprocesados hiperpalatables a alimentos reales, haciendo caso de sus señales de hambre y saciedad y que además empieza a realizar ejercicio, sin darse cuenta, empieza a bajar de peso y esto es porque, en resumidas cuentas, comen menos de lo que gastan.
Y es que alimentos como una patata generan mucha más saciedad y aportan muchas menos kcal que unas patatas fritas de bolsa con lo que te hace comer menos kcal ante la misma saciedad.
La importancia del nutricionista para una dieta hipocalórica
Siempre aconsejo hacer este proceso acompañado de un profesional dietista o nutricionista, ya que, además de que deben ser dietas individualizadas, hay que hacer un seguimiento del progreso e ir comprobando muchos parámetros para asegurarnos que, ante todo, que sea un proceso saludable. De nada serviría bajar de peso cuando el peso que bajamos sea por perder masa muscular, esto sería nefasto.