Muchos estudios observacionales han asociado la vitamina D con un menor riesgo de sufrir varias enfermedades autoinmunes. Sin embargo, los resultados siempre son inconsistentes debido a las características propias de los estudios observacionales y a las variables de confusión. Hasta la fecha no se había realizado un ensayo controlado aleatorizado de grandes proporciones.
Los ácidos grasos omega-3 de origen marino de la dieta disminuyen la inflamación sistémica y mejoran los síntomas en algunas enfermedades autoinmunes, pero ningún ensayo ha probado si la suplementación con omega 3 reduce el riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes.
Justo se acaba de publicar el primer ensayo controlado aleatorizado doble ciego de gran magnitud (Hahn et al 2021) donde los autores han querido probar el efecto de la suplementación tanto de la vitamina D3 como de los ácidos grasos omega-3 para la prevención de enfermedades autoinmunes.
25.871 personas fueron elegidas al azar y se aleatorizaron en diferentes grupos y controlados con un grupo placebo. La dosis diaria de vitamina D fue de 2000 UI cada día y de 1000 mg al día de omega 3.
Los resultados concluyen que la suplementación durante 5 años con vitamina D3 y/o ácidos grasos omega-3 redujo la enfermedad autoinmune incidente en un 25-30% en adultos mayores frente a aquellos que no recibieron ningún suplemento (Imagen de arriba). El efecto de la vitamina D3 pareció más fuerte después de 2 años de suplementación.
Mucho queda por saber aún sobre la vitamina D y el omega 3. Aún no está nada claro las necesidades o requisitos de ambos, ni su potencial efecto clínico si lo tuviese, etc, pero hasta la fecha, todo hace pensar que al menos el déficit de ambos no es ninguna broma y que la suplementación en muchos casos está más que indicada.