La saciedad de los nutrientes, alimentos o la dieta es algo complejo de medir, porque existen multitud de factores involucrados, algunos de los cuáles son particulares de cada individuo. Clásicamente, se ha considerado a la dieta cetogénica muy saciante por el hecho de ser alta en grasa. Esto, sin embargo, era algo más popular que científico.
En mi experiencia personal en consulta como nutricionista, y también en el estudio científico que llevamos a cabo sobre la dieta cetogénica y masa muscular (Vargas et al 2018), la dieta cetogénica, generalmente, no inducía más ni menos saciedad a los pacientes o sujetos del estudio.
No es algo que medimos, pero diariamente yo tenía feedback de los sujetos de ambos grupos durante la realización del estudio.
El mismo año de la publicación de nuestro estudio, Hall et al 2021 publicó su estudio donde comparaba una dieta alta en carbohidratos basada en vegetales en comparación con una dieta cetogénica. Ambos grupos podían comer lo que quisieran.
Los sujetos que llevaban una dieta alta en carbohidratos basada en vegetales, comieron de media 689 calorías menos al día y no hubo diferencias significativas en hambre, saciedad, satisfacción o placer de las comidas.
Por otro lado, el tipo de grasa o carbohidratos afecta a la saciedad. Los alimentos ricos en carbohidratos integrales son más saciantes que los refinados por su contenido en fibra.
Algunos estudios muestran que las grasas saturadas son menos saciantes que las grasas poliinsaturada (Lawton et al 2007).
Un exceso en la ingesta de grasas saturadas se asocia con mayor riesgo de obesidad que el consumo de grasas mono o poliinsaturadas (Moussavi et al 2012; Philips et al 2012).
Además, el consumo excesivo de grasas saturadas provoca un aumento de los triglicéridos en sangre, aumento de la lipo-inflamación y aumento de la resistencia a la insulina (Ciesielska et al 2023).