Es habitual que muchas personas no entiendan bien algunos mensajes porque confunden conceptos básicos.
Hay cientos de ejemplos que veo día a día. Veamos algunos de ellos…
- Dietas cetogénicas y flexibilidad metabólica: cuando se alude a que una dieta cetogénica mejora la flexibilidad metabólica es porque se cree normalmente que flexibilidad metabólica es mejorar el uso de grasas como fuente de energía. Esto es un error. Flexibilidad metabólica es usar glucosa como fuente de energía cuando toca usar glucosa y usar grasas cuando toca usar grasa. Es decir, usar indistintamente el sustrato energético preferente en cada contexto. Una dieta cetogénica a corto plazo puede mejorar la flexibilidad metabólica al mejorar el uso de grasa como fuente de energía. Pero a largo plazo puede empeorar el uso de glucosa como fuente de energía, por lo que, estaría mejorando por un lado la flexibilidad metabólica pero empeorándola por otro.
- Edulcorante no calóricos e insulina: cuando digo que los edulcorantes ni calóricos no suelen elevar la insulina cuando se ingieren algunos confunden varios conceptos. Lo primero de todo es que hablo de edulcorantes no calóricos. Hay algunos edulcorantes que si tienen calorías y su efecto puede ser diferente a los edulcorantes no calóricos. Por otro lado, es habitual confundir “secretar” insulina con “elevar” insulina en sangre. Podemos secretar algo de insulina, mínima, cuando ingerimos algo y permanece en la boca aún sin tragar. Se llama fase cefálica de la insulina. Esa secreción es mínima y cumple una función paracrina sobre las células alfa pancreáticas. Pero no es suficiente como para que se eleve en sangre.
- Lácteos e inflamación: cuando comento que los lácteos no son inflamatorios (así lo muestra la evidencia científica) es porque en la mayoría de ensayos clínicos controlados cuando se dan lácteos y se analiza la respuesta en los sujetos no se ve aumento de los marcadores de inflamación (IL-6, TNF, PCR, etc.) e incluso descienden ligeramente (pueden tener ligero efecto antiinflamatorio). La inflamación orgánica no tiene síntomas, por lo que la única forma de saber si los lácteos inflaman es haciendo un análisis de sangre después de tomarlos. Mucha gente dice que los lácteos le inflaman porque cuando lo toman les causan distensión abdominal o gases. Esto es porque confunden inflamación con distensión. La inflamación, insisto, no da síntomas así que jamás podrás saber si te inflaman los lácteos si no te haces analítica de sangre tras ingerirlos. Si los lácteos te producen distensión abdominal o problemas gastrointestinales normalmente es porque eres intolerante a la lactosa o a alguna de las proteínas de la leche, no porque los lácteos sean inflamatorios per se.