El prototipo de cuerpo ideal, los cánones de belleza autoimpuestos en la sociedad y/o el temor a ganar peso es un sentimiento contemporáneo muy generalizado. Todo ello afecta a la relación emocional con la comida.
De hecho, el contenido calórico o de nutrientes de los alimentos, incluso si es falso, puede alterar las emociones hacia los mismos. Macht et al 2003 realizaron un estudio donde observaron que las emociones negativas ocurrían con mayor frecuencia cuando aumentaba el contenido energético de los alimentos. Es decir, que cuando se les decía a los sujetos que la comida que habían ingerido era más alta en calorías, disminuía la felicidad de los sujetos, sobre todo en mujeres que presentaban obesidad. Por tanto, confundimos el valor energético de los alimentos con su salubridad, pensando que cuanto mayor es el contenido energético de los alimentos, más “insalubre” y “peligroso” se considera dicho alimento.
Esto sin duda contribuye a la relación emoción/alimento, siendo que al ingerir ciertos alimentos que inicialmente son atractivos y placenteros, al ser consumidos generen una sensación de culpa posterior por ser demasiado calóricos. Esto suele ser habitual sobre todo tras la restricción excesiva de alimentos con fines estéticos. De hecho, está demostrado que enfoques dietéticos muy rígidos se asocian con atracones, sobre todo en presencia de deshinibidores como el alcohol o el estrés (Sainsbury K 2017; Evans EH 2018).
Esta relación emoción/alimento sin duda es uno de los problemas que se deben abordar en el tratamiento de la obesidad y/o en los trastornos de la conducta alimetaria. Las dificultades en la regulación de las emociones están asociadas con los atracones y pueden representar una barrera para la efectividad de la intervención a largo plazo en la obesidad.
Una inadecuada regulación de las emociones, puede traducirse en comer en exceso como respuesta a emociones negativas y usar alimentos para suprimir experiencias emocionales desagradables. Es lo que conocemos como “hambre emocional” (Evers et al,2010). El hambre emocional se relaciona con peores pronósticos a la hora de abordar la obesidad, con peores resultados en la pérdida de peso (Canetti et al 2009).
Por lo tanto, en algunos individuos, se genera un círculo vicioso que mantiene o empeora el estado de obesidad, siendo que su estado emocional negativo aumenta la ingesta de alimentos y como consecuencia, un aumento del peso corporal, provocando mayor insatisfacción con su físico, menor autoestima y potenciando ese estado emocional negativo.
A la contra, una alimentación sana y equilibrada se traduce en una mayor satisfacción a nivel psicológico, una mayor energía y, a su vez, puede ir ligada a un estilo de vida saludable lo que puede traducirse en la práctica de ejercicio físico y, de este modo, intervenir en un aumento de satisfacción y autoestima.
En cuanto al género, las mujeres tienden a presentar mayor rechazo y emociones negativas hacia la comida, relacionándose esta con el aumento de peso (Narchi et al 2008), pero cada vez más se aprecia un aumento de esta circunstancia entre los hombres.
¿Qué podemos hacer los dietistas y/o dietistas-nutricionistas?
Evidentemente, derivar a profesionales psicólogos/as es una necesidad obligatoria en la mayoría de casos, al menos los más profundos. En cuanto al deber del nutricionista, tenemos que tener en cuenta algunas premisas que pueden ayudar. Para un correcto cumplimiento de la dieta, en todos los pacientes, pero fundamentalmente en el paciente “emocionalmente frágil”, o que come como respuesta a emociones, debemos:
- Recurrir a técnicas de motivación y refuerzo de la autoestima y autoconfianza.
- Identificar aquellas emociones relacionadas con la alimentación.
- Restructurar los pensamientos erróneos y desmitificar conceptos.
- Instaurar el mantenimiento de hábitos nutricionales saludables.
- Establecer metas alcanzables para evitar frustraciones tempranas.
- Formar parte de un equipo multidisciplinar que contemple la parte, médica, nutricional y la psicológica.
Excelente artículo!!
Gracias.
Cómo siempre me quedo anonada con tus aportaciones . Son sumamente interesantes y de mucho aporte .por mucho tiempo tuve este problema actualmete hice las pases con la comida y mi cuerpo se que voy por buen camino a grandes cambios pues logre ver el problema y a solucionar para que no vuelvas a suceder pues todo lo que mencionas aquí es verdad es un círculo vicioso que si no seidentifica empeora . Muchas gracias Ismael por hablar de este Tema , veo a muchos personal de fitnes que solo se enfocan en ejercicios y nutrición para llegar al cuerpo ideal sin saber que hay cosas más arraigadas desde lo emocional y es ahí donde deben enfocar un poco pues aveces no sabemos porque hay tanta gente con sobrepeso claro no hay generalizar pero en mi caso sufrí de peso sin llegar a obesidad pero era más emocional ahora entiendo y lo estamos abordando . Muchas Muchas gracias .
Muchas gracias por tus palabras Alejandra.
Gracias.