“NO DEJO ENTRAR AL VIEJO”… Fue la frase que dijo Clint Eastwood cuando Toby Keith le preguntó que cómo hacía para conservarse tan bien pese a tener 93 años de edad. El envejecimiento ha sido tomado con un factor que justifica el detrimento de la salud metabólica por sí mismo.
Aunque es obvio que conforme envejecemos se produzca pérdida de masa muscular y fuerza, problemas óseos, peor fitness cardiorespiratorio, enfermedad, inflamación crónica, disfunción mitocondrial, estrés oxidativo, etc., esto no es algo que tenga que ir irremediablemente unido a la vejez. Al menos, no del todo. Las hemos integrado como “normales” y prácticamente irremediables debido al paso de los años. Pero, ¿es esto realmente así? ¿Se puede hacer algo para revertirlo?
La respuesta es sí, sí podemos. ¿Cómo? Pues no dejando entrar al viejo, es decir, mantenernos físicamente activos evitando limitaciones psicológicas respecto al movimiento y el ejercicio. Os dejo algunos datos:
- En sujetos de 70 años, el entrenamiento concurrente mejora la condición física, la masa muscular, la memoria y el fitness cardiorrespiratorio (Jason et al 2017).
- Las unidades motoras se conservan hasta aproximadamente los 60 años, en ese momento hay una pérdida dramática. Sin embargo, haciendo ejercicio, no solo se mantienen las inervaciones neuromusculares, sino que aumentan (Clark et al 2008).
- La edad per se, no parece causar resistencia a la insulina, pero las personas mayores son más propensas a la resistencia a la insulina debido al aumento de la adiposidad, sarcopenia y a la actividad física reducida (Chhetri et al 2018).
- La mejora en la biogénesis mitocondrial al hacer ejercicio fue igual en sujetos jóvenes que en ancianos (Hood et al 2016).
- El ejercicio reduce la inflamación crónica, incluso en personas de edad avanzada (Chupel et al 2019).
- El entrenamiento de fuerza en personas ancianas, aumentan la activación de células satélite (Verdijk et al 2017), además de mejorar la remodelación ósea (mejora osteoporosis).
- El ejercicio mejoró la capacidad antioxidante endógena en adultos mayores (De Sousa et al 2016) y evitó el estrés oxidativo.
Y mucho más…