Hoy quiero abordar un tema que a menudo se malinterpreta en el ámbito de la nutrición y la fisiología: la relación entre las vías moleculares AMPK y mTOR, y su impacto en la salud, la longevidad y las enfermedades como la obesidad y el cáncer. Frecuentemente, se simplifica la función de estas vías, asociando AMPK exclusivamente con beneficios y mTOR con efectos perjudiciales. Sin embargo, nuestra fisiología es mucho más compleja, y entender este equilibrio es crucial para evitar caer en argumentos simplistas que no reflejan la realidad de nuestro organismo.
Lo analizamos
Cuando se habla de ayuno y autofagia, se suele hablar de las vías moleculares como AMPK y cuando se habla de obesidad o cáncer, se habla de mTOR. Lo que se suele interpretar (erróneamente) es lo siguiente:
AMPK= Salud y longevidad
mTOR= Enfermedad y envejecimiento
Esto no es exactamente así. Comprender cómo funciona nuestra fisiología y nuestra homeostasis es importante para no caer en argumentos simplistas.
AMPK
AMPK es un complejo proteico activado sobre todo cuando hacemos ejercicio, en ayuno o con baja disponibilidad de glucosa. AMPK ha demostrado ser beneficiosa en la mejora de la obesidad y en las complicaciones metabólicas en el músculo esquelético. AMPK es un conocido sensor de la energía de la célula como todos sabemos.
De forma breve, sólo decir que la activación de AMPK promueve una mejor expresión de enzimas y activación del metabolismo oxidativo del músculo esquelético, algo que como sabemos está muy limitado en sujetos obesos patológicos.
Sin embargo, como todo en nuestra fisiología responde a un equilibrio casi perfecto. No hay nada malo ni nada bueno en nuestro organismo, todo es necesario en su justa medida. La sobreactivación de AMPK precisamente lleva a un empeoramiento de la salud, aumento del envejecimiento, senescencia celular, neurodegeneración e incluso podría aumentar la resistencia a la insulina (Sung et al 2011; Jiang et al 2013; Park et al 2014; Wang et al 2003)
mTOR
mTOR es activada con alta disponibilidad de nutrientes, a la contra de AMPK. Sin embargo, una baja actividad de mTOR lleva a problemas de regeneración celular, de crecimiento, de desarrollo muscular, sarcopenia, caquexia, hipercatabolismo o problemas neuromusculares (Zhang et al., 2019; Baraldo et al., 2020). A la contra, la sobreactivación de mTOR lleva a estados patológicos, cáncer, neurodegeneración, sarcopenia, etc.
La autofagia disminuida lleva a los mismos problemas que la sobreactivación de mTOR, ¡pero es que la activación excesiva de la autofagia lleva a los mismos problemas que la subactivación de mTOR!
¿Qué quiero decir con todo esto? “Ni lo mucho, ni lo poco”, “lo bueno, si breve dos veces bueno”, “en la dosis está el veneno”. A buen entendedor…
Conclusión
En resumen, es fundamental reconocer la complejidad y el equilibrio inherente a nuestra fisiología. Tanto la activación como la inhibición de AMPK y mTOR tienen roles esenciales y contextuales en nuestro cuerpo. Como hemos visto, una sobreactivación de AMPK puede llevar a efectos negativos como la senescencia celular y la neurodegeneración, mientras que una baja actividad de mTOR puede causar problemas de regeneración y desarrollo muscular. Por otro lado, la sobreactivación de mTOR también está asociada con patologías graves como el cáncer. La clave está en encontrar el equilibrio adecuado y comprender que en la fisiología humana, ni el exceso ni la deficiencia son ideales. Como dice el refrán, “en la dosis está el veneno”. Sigamos profundizando en el conocimiento de estos mecanismos para promover una salud óptima y una vida más equilibrada.