El consumo de carne en la población siempre ha estado cuestionado. La carne ha sido y es foco de polémicas en muchos sentidos, no solo en cuanto a la salud del ser humano se refiere, sino en cuanto a ética, medioambiente, etc.
Respecto a los efectos de la carne en la salud, podemos encontrarnos disparidad de opiniones basadas en evidencia. Es importante destacar que en estos estudios epidemiológicos el efecto aislado de la carne roja es difícil de separar del resto de la dieta, aparte de que existen muchísimos factores de confusión. Además, la definición de carne roja es heterogénea, lo cual hace que en muchos estudios se mezcle carne roja procesada (embutidos, salchichas, etc.) con carne roja sin procesar y natural. Tampoco es igual la carne blanca (pollo o pavo por ejemplo) que la carne roja.
Por otro lado, al igual que es un error caer en el nutricionismo (hablar de factores o elementos de un alimento por separado sin tener en cuenta la matriz nutricional), en estos casos es igual de confuso hablar de un alimento en si mismo si valorar el resto de alimentos que conforman la dieta en sí misma.
Y no sólo hay que evaluar el resto de la dieta del sujeto, sino su contexto general (hábitos de vida, consumo de alcohol, si fuma, etc.). La cantidad que ingieras de carne, el método de cocinado, la forma de comerla, la calidad de la carne y muchos otros factores.
Debido a lo complejo de todo ello, he escrito un extenso post en mi zona premium abordando todas y cada una de estas cuestiones basadas en evidencia para arrojar un poco de luz en este sentido y con muchos datos interesantes para ponerlos en práctica.
Aquí podéis acceder a él.