EXERCISE IS MEDICINE, AND RESISTANCE EXERCISE IS MEDICINE
(Parte 3.245 o por ahí, he perdido la cuenta ya de las veces que he escrito sobre esto…)
Bakker et al 2017, en un gran estudio de cohortes recién publicado arroja 3 resultados interesantes:
En primer lugar, concluye que el entrenamiento de fuerza, independiente del ejercicio aeróbico, disminuye significativamente el riesgo de desarrollo de Síndrome Metabólico, en comparación con la no realización de ningún ejercicio en una población de mediana edad relativamente saludable. En segundo lugar, específicamente, concluye que menos de 1 hora por semana de entrenamiento de fuerza, independientemente de la frecuencia, resultó en un riesgo significativamente menor de síndrome metabólico. En tercer lugar, la combinación de entrenamiento de fuerza con ejercicio de resistencia (concurrencia) se asoció con un 25% menor riesgo de desarrollo de síndrome metabólico, en comparación con la no realización de ninguno. Lo que viene a decir, como otros tantos estudios, que el entrenamiento de fuerza por si solo es una herramienta fundamental para la prevención o tratamiento de diferentes alteraciones metabólicas y/o patologías, en este caso factores asociados, lo que conocemos como síndrome metabólico que a su vez lleva a enfermedades como diabetes, enfermedad cardiovascular, cáncer, etc, pero que, sin duda, combinar ambos tipos de entrenamiento es lo ideal, como nos sugiere la mayor parte de la evidencia.
Por lo tanto, es una evidencia más (de entre muchas otras) de que el ejercicio de fuerza, de forma independiente y/o combinado con el ejercicio de resistencia (mejor aún), debe ser incluido en los programas de ejercicio físico para la prevención de síndrome metabólico en este caso. Nada nuevo……
Por otro lado, en otro estudio recientemente publicado también, Chupel et al 2017 investigaron los efectos del entrenamiento de fuerza sobre el estado inflamatorio, marcadores hematológicos y aptitud física en mujeres mayores con deterioro cognitivo. El deterioro cognitivo que afecta a los adultos mayores se asocia comúnmente con un desequilibrio inflamatorio, lo que resulta en una disminución de la aptitud física. El ejercicio físico sabemos que puede retrasar la inmunosenescencia y el deterioro cognitivo asociado con el envejecimiento, mientras que induce un aumento de la aptitud física. Sin embargo, pocos estudios han valorado la relación que existe entre los cambios en la concentración de citoquinas pro-anti-inflamatorias y la mejora en la cognición, proporcionado con un entrenamiento de fuerza con banda elástica.
La inflamación puede afectar la cognición por varios mecanismos, ya sea por la interacción de citoquinas inflamatorias con receptores específicos en los nervios periféricos aferentes, que conducen a la transducción neural de señales en el sistema nervioso central (SNC) activando la microglía para producir citocinas proinflamatorias, o bien por el transporte de citoquinas a través de la barrera hematoencefálica y la posterior interacción con las células cerebrales. Este fenómeno se frecuente en personas mayores, donde se encuentran niveles más altos de marcadores inflamatorios como factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) o la proteína C-reactiva (PCR), que aún siendo una proteína de fase aguda producida en el híagado en respuesta a citoquinas inflamatorias y que es un marcador inespecífico de inflamación, se ha relacionado con el deterioro cognitivo, particularmente en mujeres. De hecho, la evidencia en la literatura sugiere que la inflamación tiene un papel clave en la patogénesis del deterioro cognitivo y se observa más significativamente en las mujeres que en los hombres.
El entrenamiento de la fuerza y /o el entrenamiento de resistencia se han señalado como una intervención eficaz que podría mitigar los efectos deletéreos de inmunosenescencia. En las personas mayores, la importancia del ejercicio indica su importancia en el tratamiento y/o prevención de enfermedades inflamatorias que afectan el perfil cognitivo. La evidencia del entrenamiento de resistencia regular en esta población, mostró que causó una reducción de las concentraciones plasmáticas de TNF-α y un aumento en la citoquina anti-inflamatoria IL-10.
En cuanto al entrenamiento con fuerza, la evidencia previa mostró una reducción en los niveles de reposo de TNF-α y PCR, aparte de una mejora sustancial en otros factores como mejora de la masa muscular y la calidad muscular, obviamente acompañados de aumento de la fuerza.
En dicho estudio reciente, se empleó el uso de bandas elásticas para realizar el entrenamiento de la fuerza en adultos mayores, ya que se ha propuesto como un método seguro, de bajo costo y efectivo para promover efectos beneficiosos significativos en estas poblaciones, ya que su inexperiencia en los programas de entrenamiento de fuerza podría ser mitigado por un entrenamiento relativamente simple y efectivo que podría promover a corto plazo los efectos beneficiosos significativos.
El resultado fue que tras 28 semanas de entrenamiento de fuerza de banda elástica, podría aumentar la aptitud funcional y las concentraciones de citoquinas antiinflamatorias junto con la atenuación de la inflamación y la mejora de la cognición en las mujeres mayores con deterioro cognitivo.
Así pues, en mi opinión, estos métodos para el entrenamiento de fuerza basados en bandas elásticas son muy prácticos porque son de bajo costo, accesibles y eficaces, y todo ello con el personal cualificado que podría usar fácilmente estos materiales para desarrollar y supervisar fácilmente tales programas, se convierten en una intervención clave y eficiente para la mejora integral de diversos sujetos.
Excelente, la ciencia lo afirma y yo lo compruebo. Trabajo con bandas elásticas en adultos mayores y adultos desentrenados es el comienzo y a veces la única opción. Un saludo desde Argentina.
Gracias excelente cómo siempre