Lo peor que nos trajo la revolución agrícola hace 10.000 años no fue el cultivo de cereales. Fue el inicio de dos de las peores epidemias que sufrimos hoy en día en el mundo: sedentarismo y estrés crónico/ansiedad.
De nómadas a sedentarios
Por un lado, en esa época pasamos de ser nómadas a sedentarios. Cultivar hizo que tuviéramos que estar pendientes del campo. De ello dependía nuestra subsistencia. Por tanto, empezamos a vivir en sitios estables y formamos aldeas. Hasta esa fecha, los cazadores-recolectores eran seres errantes. Este concepto de sedentario hace referencia a vivir permanentemente en un sitio estable, no a estar todo el día sentado.
Los agricultores pasaban horas trabajando la tierra, pero desde luego que fue el inicio de un cambio de tendencia que nos llevaría a las ciudades actuales y a conductas menos activas con el paso de los años. Hoy en día, las enormes comodidades típicas del siglo XXI han sido las grandes detonantes del sedentarismo.
Comienza la preocupación y el estrés crónico
Por otro lado, fue el inicio de la preocupación. Hasta esa fecha, los cazadores-recolectores vivían al día. No se preocupaban por nada porque no había nada por lo que preocuparse. Sufrían estrés si algún animal o ser humano les atacaba o si tenían algún accidente, pero es estrés agudo, no crónico. Sin embargo, al empezar a cultivar la tierra, empezaron las preocupaciones, muchas de las cuales no dependían de nosotros. El clima, la lluvia, el cultivo, el regadío, el abono…todo ello afectaba a la cosecha. No controlar estos factores podría arruinar el alimento y subsistencia de toda la familia. Dejamos de vivir en el aquí y el ahora para empezar a preocuparnos en el futuro.
Evidentemente han tenido que pasar muchos siglos para que estos hechos se hayan convertido en un problema real en la sociedad, pero seguramente esto fue el inicio de los mismos.