A día de hoy, el ejercicio sigue siendo menospreciado en su capacidad como agente terapéutico, no solo en la prevención, sino también en el tratamiento de múltiples patologías. Además, dentro del propio ejercicio, el entrenamiento de fuerza es aún más infravalorado si cabe, siendo incluso mal visto por parte de la población y a veces hasta desaconsejado por algunos profesionales sanitarios no actualizados.
El poder del ejercicio en general, y más concretamente del entrenamiento de fuerza como “polipíldora” para la prevención/tratamiento de múltiples patologías es cada vez más evidente y aunque llevamos años hablando sobre esto, no es suficiente aún.
Recientemente, se han publicado dos meta-análisis al respecto muy interesantes.
En uno de ellos (Khalafi et al 2021), analizaron toda la evidencia científica publicada para investigar el efecto del entrenamiento de fuerza (con y sin restricción calórica) sobre la grasa visceral, que es la más problemática a nivel de salud. ¿Cuáles fueron las conclusiones? Pues que el entrenamiento de fuerza es altamente eficaz para reducir la grasa visceral y que añadir restricción calórica no mejoró aún más el efecto. Ya he escrito varios post explicando el motivo de esto y de por qué la grasa visceral responde sobre todo al entrenamiento de fuerza y de alta intensidad.
En el otro meta-análisis (Qadir et al 2021) analizaron la evidencia disponible para investigar el efecto del entrenamiento de fuerza sobre los factores cardiometabólicos en personas con riesgo de diabetes tipo 2 para prevenir o retrasar su aparición. ¿Qué se vio? Pues que el entrenamiento de fuerza es altamente eficaz para mejorar el control glucémico, el porcentaje de grasa y los lípidos en sangre en personas con riesgo de diabetes y que la adición del componente dietético no resultó en mayores mejoras de la glucosa en ayunas y triglicéridos en sangre comparado con solo entrenamiento de fuerza.
Evidentemente esto no quiere decir que la dieta no importe, nada más lejos de realidad, pero si pone de manifiesto la importancia del entrenamiento de fuerza en el control de los marcadores de salud. Sin embargo, aún siguen diciendo por ahí que la dieta es el 70%…
Muy de acuerdo. No soy profesional del deporte pero he comprobado en mi misma el resultado del entrenamiento de fuerza, comencé con 67 años y tengo 71, siempre bajo la supervisión de profesionales, por supuesto. Lo recomiendo a todos. Saludos.