Aunque se piensa que el alcohol inhibe 100% la síntesis proteica (necesaria para ganar masa muscular), realmente es un ejemplo más de reduccionismo fisiológico. El alcohol no inhibe 100% la síntesis proteica muscular post-entrenamiento, sino que solamente la reduce. Sin embargo, incluso cuando bebemos en las horas posteriores a un entrenamiento, la síntesis proteica muscular será más alta en comparación con no entrenar en absoluto.
Por tanto, si estás pensando si es una tontería entrenar un día de fiesta, celebración, etc., porque luego vas a tomar algo de alcohol, no seas ridículo y entrena.
Obviamente esto tendría sentido si la ingesta de alcohol es baja, ya que si esta se excede en demasía, aparte de ser algo peligroso y dañino para la salud, la síntesis proteica muscular será mermada casi en su totalidad.
Partiendo de que obviamente NO beber nada en absoluto es lo adecuado por múltiples motivos relacionados con la salud, si vas a tomar algo de alcohol algún día puntual, un buen consejo es que puedes mejorar la síntesis proteica muscular si ingieres la cantidad de proteína diaria que necesitas o que te corresponde mientras bebes (por ejemplo si se trata de una cena de celebración pues eligiendo alimentos altos en proteína como opción en tu cena), ya que la proteína estimulará la síntesis proteica incluso cuando se combina con alcohol.
Por otro lado, puesto que la disminución (que no inhibición si la ingesta de alcohol es baja) de las síntesis proteica muscular se da a partir de momentos después de haber ingerido alcohol. Teniendo en cuenta que la síntesis proteica muscular inducida por el entrenamiento de fuerza dura varias horas o días (hasta 24-48 horas después del entrenamiento), quizás sea más interesante entrenar el día después de la ingesta de alcohol, siempre y cuando como digo, la ingesta no sea muy alta y tengas una resaca monumental que no puedas ni levantarte de la cama, algo para nada aconsejable.