Para quienes me siguen o hayan leído alguno de mis libros, Réquiem por una Pirámide o Quema tu Dieta, saben que hablo mucho sobre el estilo de vida y alimentación de las tribus actuales. No porque piense que hay que replicar totalmente su dieta para estar delgados y sanos, pero sí porque nos dan mucha información.
Muchos artículos he escrito sobre como algunas tribus basan su dieta en carbohidratos e incluso comen carbohidratos de alto índice glucémico a menudo (más detalle y bibliografía en mi libro “Quema tu dieta”) pero, sin embargo, son sujetos magros y sanos.
Los kitava comen una dieta basada en un 70% de carbohidratos. Los indios de Kuna en Panamá, los cuáles ingieren hasta el 17% de sus calorías a través del azúcar, siendo una buena parte azúcar blanco que compran en el comercio. Los Hadza llegan a comer hasta un 30% de sus calorías diarias en forma de miel en algunas épocas del año. Además comen fruta de Baobab que es altísima en azúcar y hacen zumos con ellas. Otra tribu de cazadores-recolectores, los “mbuti”, que habitan en la República democrática del Congo, en algunas épocas del año llegan a obtener el 80% de sus calorías diarias de la miel. Los Shuar, una tribu de Ecuador, llevan una dieta muy alta en carbohidratos, provenientes de tubérculos y frutas como yuca, batata, papachina, guineo, plátano macho o chicha. Esta última es una bebida tradicional alta en carbohidratos hecha a partir de mandioca y que lleva azúcar añadido.
Sin embargo, todas estas tribus y poblaciones ancestrales jamás conocieron la obesidad ni la mayoría de las enfermedades metabólicas que asolan el mundo.
Prácticamente no sufren enfermedad cardiovascular, diabetes o cáncer. Su esperanza de vida, una vez superado el nacimiento, es de 70 años aproximadamente (Gurven et al., 2007).
Es un mito que solo vivan 30 o 40 años. Hemos culpado a los carbohidratos (o incluso al azúcar) por si solos de lo que hace el sedentarismo.
Ante este argumento, muchos piensan que los individuos de las tribus no engordan o enferman pese a comer tanto azúcar porque tienen gastos energéticos elevadísimos.
Pero esto no es cierto. El biólogo y antropólogo H. Pontzer estuvo estudiando a los Hadzas mucho tiempo. Él es uno de los mejores investigadores en gasto energético del mundo.
Las mujeres Hadza caminan unos 8 kilómetros al día. Los hombres, 14 kilómetros, más de lo que camina un estadounidense típico en 1 semana. Sin embargo, los Hadza no queman muchas más calorías diarias que cualquier persona media que viva en países (solo un 10% más de calorías), pero es que además, ellos son mucho más bajitos que nosotros. Cuando se ajustó por la masa corporal no grasa, los hombres y mujeres Hadza quemaron la misma cantidad de energía por día en promedio que los hombres y mujeres en los Estados Unidos, así como en Europa, Rusia y Japón (Pontzer et al 2012).
Otra investigadora, Amy Luke, mostraba en sus estudios que las agricultoras en África occidental usaban la misma cantidad de energía diaria cuando se ajustaba a la masa corporal libre de grasa que las mujeres en Chicago: alrededor de 2400 kilocalorías para una mujer de 75 kilogramos (Luke et al 2009).
Los estudios de otras tribus de cazadores-recolectores y recolectores han confirmado que los Hadza no son una anomalía, se replica en todas ellas. ¿Por qué ocurre esto? Lo explico en mi libro “Quema tu dieta”, como ya sabéis los que lo habéis leído.