Para que un determinado producto se pueda considerar probiótico tiene que tener suficientes microorganismos vivos y que éstos puedan llegar a su lugar de acción donde ejercerán un efecto beneficioso para la salud.
Para que un determinado producto se pueda considerar probiótico tiene que tener suficientes microorganismos vivos y que éstos puedan llegar a su lugar de acción donde ejercerán un efecto beneficioso para la salud.